De biolocos y unos cuantos cuánticos...

Uno de mis pecados nunca confesos es mi afición a la física. En realidad, la física siempre me gustó más como ciencia que la biología... quizás por eso no la estudié :) .
Foto por Ethan Hein

Todo esto viene a cuento de un artículo de la National Geographic sobre el nuevo acelerador de partículas que está construyendo el CERN, aquí mismo en la France, que estuve leyendo el otro día...

Y es que hay algo en la mecánica cuántica que me fascina, no se porqué... quizás sea cosa de la tercera ley de Clarke:

Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.

Y si algo he buscado siempre en el mundo, ha sido un poquito de magia...

Un hecho quizás poco conocido tanto por físicos como por biólogos es la estrecha relación que existió entre la genética molecular y la física cuántica. Los pioneros de ambas ciencias fueron prácticamente contemporáneos y eran vistos por los científicos de ramas más establecidas como niños rebeldes y alborotadores intentando colarse en su zona privada de juegos. Quizá por eso desde un principio existió un sentimiento de camaradería entre ellos. Por ejemplo, Francis Crick (sí, el de Watson-y-Crick, para los no-biolocos, los descubridores de que el ADN era una doble hélice) era físico y no biólogo. Y fueron los teóricos de la mecánica cuántica los que desarrollaron el modelo que demostraba la estabilidad de dicha doble hélice...

Otra historia curiosa, ésta sólo para los biolocos: ¿os acordáis de que los codones stop tenían nombres de colores? Pues esos nombres fueron un pequeño guiño de los genetistas a sus amigos los físicos de partículas, que nombraban a estas por su carga de color.

En fin, basta de peñazo histórico-científico por hoy... Si a alguno le pica la curiosidad por la mecánica cuántica, recomiendo el blog La bella teoría y para más historias de la ciencia, otro blog llamado, esto... Historias de la ciencia (obvio, ¿non?)